Lo que ellos leen es un misterio

Lo que los chicos leen es un misterio. Sabemos los nombres de sus libros, conocemos a sus autores y hasta podemos, tal vez, relatar se memoria su contenido. Sospechamos alegría ante cada sonrisa; temor ante cada labio mordido. Suponemos asombro al ver los ojos grandes, muy grandes, abiertos. Reconocemos facilidad en cada carcajada; emoción en cada grito; tristeza en cada silencio.

Sin embargo, lo que ellos leen es un misterio. Ellos no leen linealmente las historias. Las viven, las disfrutan, las gozan de múltiples formas, desde múltiples lugares, dando a cada párrafo un sentido distinto. En cada relectura, que se multiplica al infinito, encuentran una nueva aventura. Y así, hacen de una historia millones de otras, nunca contadas y siempre vueltas a contar.

Nosotros, adultos adulterados, leemos textualmente cada frase, cada párrafo. Nos encontramos una y otra vez con un mismo sentido que termina por aburrirnos, por ofrecernos siempre las mismas sensaciones, por obturar nuestra posibilidad de disfrute.

Los chicos, en cambio, encuentran en el sinsentido mas puro de todos, la felicidad de la locura, la insanía de la carcajada. Por ese motivo lo que ellos leen es y será siempre, un misterio.

Anabela Tamagna