Bajo el techo ondulado del aeropuerto, en Sicuani, centenares de jóvenes chinas posan para la foto.
Todas lucen idénticos uniformes nuevos.
Están todas recién peinadas, lavadas, planchadas.
Están todas recién paridas.
Esperan el avión que las llevará a Pekín.
En Pekín, todas darán de mamar a bebes ajenos.
Estas vacas lecheras serán bien pagadas y bien alimentadas.
Mientras tanto, muy lejos de Pekín, en las aldeas de Sicuani, sus bebes serán amamantados con leche en polvo.
Todas dicen que lo hacen por ellos, para pagarles una buena educación.
Desde Eduardo Galeano - “Los hijos de los días”
Grupo editorial siglo veintiuno 2012
J. W. Díaz Walker
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